Cómo empezar la mañana con propósito: Una rutina llena de fe, del armario al café
Un día con propósito comienza con una mañana con propósito. Como creyentes, la forma en que comenzamos el día marca la pauta no solo para nuestra agenda, sino también para nuestra mentalidad, nuestro estado de ánimo y la manera en que compartimos nuestra fe con el mundo. En Made By Yen, creemos que cada parte de tu rutina —incluso vestirte— puede convertirse en un acto de adoración y un reflejo de tu caminar con Cristo.
Si buscas añadir más intención a tus mañanas, aquí tienes una guía sencilla, basada en las Escrituras, que te ayudará a comenzar cada día con fe y propósito.
Invita a Dios a los primeros momentos
Antes de coger el teléfono, detente un momento para orar. Reconoce la presencia de Dios y pídele que guíe tu día. Un simple «Buenos días, Señor» puede dar comienzo a una conversación sincera que te centre antes de que comiencen las exigencias del día.
No necesitas palabras perfectas, solo un espíritu dispuesto. La oración alinea tu corazón con la voluntad de Dios y te recuerda que no estás solo.
Reza antes de vestirte
Tu vestuario puede parecer un detalle insignificante, pero lo que llevas puesto comunica algo al mundo y a ti mismo/a. Antes de elegir tu ropa, ora por tu día y pídele a Dios que te cubra de compasión, confianza y bondad.
Deja que versículos bíblicos como Colosenses 3:12 o Proverbios 31:25 te guíen. Ya sea que te pongas una camiseta de Made By Yen o tu ropa de trabajo habitual, piensa que te estás vistiendo para servir al Reino.
Elige ropa con intención
Elige prendas que te ayuden a reflejar el amor de Cristo, a generar conversaciones o a brindar un aliento silencioso a los demás. Tu ropa puede ser un testimonio, sin decir una palabra. Una camiseta con un mensaje de fe, una pegatina con un versículo bíblico en tu vaso o incluso un atuendo sencillo y sereno pueden tener un propósito superior.
Nuestros nuevos productos están diseñados precisamente para esto: piezas que te ayudan a llevar tu fe a la vida cotidiana.
Comienza con las Escrituras
Después de vestirte, dedica unos minutos a la Palabra. No necesitas un estudio de una hora para que tenga un impacto. Incluso un solo versículo, leído despacio y en oración, puede transformar por completo tu perspectiva.
Intenta tener una Biblia cerca de tu cafetera o un diario devocional junto al espejo. Empieza con versículos como el Salmo 143:8 o Mateo 6:33. Deja que la Palabra de Dios te envuelva antes de que el bullicio del día te invada.
Declara vida sobre ti mismo
Las palabras tienen poder. Al prepararte para el día, declárate con verdad. Declara quién eres en Cristo: elegido, amado, capacitado y llamado. Reemplaza la duda o el miedo con las promesas de Dios.
Prueba con afirmaciones como:
- Estoy revestido de fuerza y dignidad.
- Hoy llevo conmigo la luz de Cristo.
- Estoy llamada a amar y liderar con gracia
Lo que te dices a ti mismo determina cómo te presentas ante los demás.
Disfruta tu café con gratitud.
Incluso tu pausa para el café puede convertirse en un momento sagrado. Mientras saboreas tu bebida favorita, tómate un momento para agradecer a Dios por su provisión, su paz y el día que comienza. Usa este momento para reflexionar, respirar y llenar tu corazón de gratitud.
Comienza el día con propósito
Una vez que tu corazón y tu mente estén alineados, comienza tu día dispuesto a reflejar a Jesús en todo lo que hagas. Ya sea que vayas al trabajo, a la escuela o te quedes en casa con los pequeños, estás entrando en un campo misionero.
Cuando empiezas con Dios, todo lo demás se acomoda solo.
Comienza hoy tu rutina llena de fe.
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